Claves de la felicidad para el Esposa

Claves de la felicidad para el Esposa

Pensamos que usted ama a su esposo, y por tanto, usted aprecia su manera de ser y hacer (Col 3:18). ¿O siempre lo critica, lo acusa y se queja de él? No se olvide que el castigo de muchas mujeres es cuando el esposo se vuelve tal como ellas lo forman – áspero, descontento, negligente – y los hijos en gran manera serán tal como la madre.

Seguramente incluso la esposa  podrá mejorar en algo, practicando los siguientes puntos:

1. Dé usted pruebas en cada momento de su amor hacia su familia. No espere la felicidad en el futuro, sino ofrezca y disfrute el bien en el día de hoy (Pr 31:10-31).

2. No olvide que su marido está confiado en cederle las riendas del gobierno familiar, por tanto, sométase a él, como manda el Señor y dice también el refrán: “el marido reina, pero no gobierna”.

3. No piense que su marido pueda adivinar lo que usted desea, o que él no quiera conocer sus necesidades, por lo tanto, explíqueselas abiertamente, con amor.

4. Sea usted una buena amiga de su marido, sincera en las conversaciones, participando de sus alegrías y penas.

5. Tenga presente que el matrimonio es una conquista perpetua; preséntese bien arreglada y graciosa, con una sencillez natural.

6. Ofrezca a su marido un “nido” -un hogar- limpio y agradable, y no se olvide que “su estómago está muy cerca de su corazón”.

7. No moleste excesivamente insistiendo con minucias o tratando de corregir sus defectos. Dígaselo con gracia y discreción en el momento oportuno. Tenga presente que los hombres procesan de otra manera “los puntos críticos”.

8. No desprecie los consejos y las intervenciones de su marido en la educación de los hijos. Nunca lo critique o tome partido contra él ante ellos.

9. Sea usted consciente de que usted es el “ángel del hogar”. Cuestiónese “¿cómo haría esto el Señor Jesús?” Por la confianza en Él, usted podrá llenar el hogar de dulzura, esperanza y optimismo.

10. Descubra el misterio de la comunión con el Señor e incluya en la intercesión también a su esposo y los hijos (1P 3:1-6).